Paul Samuelson fue un economista estadounidense que recibió el Premio Nobel de Economía en 1970 por sus contribuciones a la teoría económica estática y dinámica. Entre sus aportaciones se encuentra el análisis de la economía ambiental, que estudia cómo las sociedades utilizan los recursos escasos para producir bienes valiosos y distribuirlos entre los diferentes individuos, teniendo en cuenta los efectos sobre el medio ambiente.
Las principales ideas de Samuelson sobre la economía ambiental tienen implicaciones para la política económica y la gestión de los recursos naturales. También se tienen críticas y limitaciones en su enfoque, y propuestas de posibles vías de actualización.
La economía ambiental de Samuelson se basa en el concepto de externalidad, que se refiere a la situación en la que las acciones de un agente económico afectan al bienestar de otro sin que haya una compensación adecuada. Por ejemplo, una fábrica que contamina el aire o el agua genera una externalidad negativa sobre los habitantes de la zona, que sufren los efectos nocivos sobre su salud o su calidad de vida. Por el contrario, un parque público o una obra de arte generan una externalidad positiva sobre los visitantes, que disfrutan de su belleza o su valor cultural.
Samuelson argumenta que las externalidades son una fuente de ineficiencia en el mercado, ya que provocan que los precios no reflejen el verdadero costo o beneficio social de los bienes o servicios. Así, los agentes económicos tienden a producir o consumir más de lo óptimo desde el punto de vista social cuando hay externalidades negativas, o menos de lo óptimo cuando hay externalidades positivas. Esto implica que hay una pérdida de bienestar social, que se conoce como el excedente del productor o del consumidor.
Para corregir esta ineficiencia, Samuelson propone que el Estado intervenga mediante la imposición de impuestos o subsidios que internalicen las externalidades, es decir, que hagan que los agentes económicos paguen o reciban el costo o beneficio social de sus acciones. De esta forma, se lograría alcanzar el equilibrio social óptimo, en el que se maximiza el bienestar social.
Sin embargo, Samuelson reconoce que la intervención del Estado no es fácil ni exenta de problemas. Por un lado, es difícil medir el valor monetario de las externalidades, especialmente cuando se trata de bienes intangibles como la salud o el medio ambiente. Por otro lado, existe el riesgo de que el Estado actúe con criterios políticos o ideológicos, y no con criterios económicos o científicos. Además, la intervención del Estado puede generar distorsiones o incentivos perversos en el mercado, que afecten negativamente a la eficiencia o la equidad.
Por estas razones, Samuelson aboga por una economía ambiental basada en el análisis riguroso y empírico de los costos y beneficios sociales de las diferentes alternativas, así como en el diálogo y la cooperación entre los agentes económicos involucrados. Propone buscar soluciones innovadoras y creativas que aprovechen las oportunidades del mercado y la tecnología para mejorar el uso y la conservación de los recursos naturales.
Paul Samuelson es considerado como uno de los pioneros y referentes de la economía ambiental, que planteó los problemas y desafíos que supone la interacción entre la actividad económica y el medio ambiente.