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http://www.redcelsofurtado.edu.mx/archivosPDF/hodgson1.pdf
Hoy el término “la nueva economía institucional” se usa ampliamente y está asociado auna vasta literatura. Claramente, el adjetivo temporal en el título adoptado de esta amplia serie de teorías y enfoques de posguerra tiene la intención de delimitar la“nueva economía institucional” del “antiguo” institucionalismo económico de ThorsteinVeblen, John Commons y Wesley Mitchell.
Este primer institucionalismo fue, de hecho,dominante en los departamentos de economía norteamericanos justo después de laPrimera Guerra Mundial. [1]
A pesar de esto, los exponentes destacados de la “nueva” economía institucional hanhecho pocas referencias detalladas de su predecesor. Dos factores podrían ayudar aexplicar esta omisión.
El primero es que actualmente, la subdisciplina de la historia del pensamiento económico está muy abandonada y ahora existe un desconocimiento del “antiguo” institucionalismo norteamericano, a pesar su favorable ubicación geográfica y accesible idioma.
La segunda razón se debe a que desde el declive en Norteamérica después de 1930, el institucionalismo “antiguo” ha sido repetidamente condenado y descartado por no haber proveído a la teoría económica de un enfoque sistemático viable. También se cree –erróneamente- que el institucionalismo es esencialmente antiteórico y descriptivo.
Sin embargo, las caracterizaciones del “antiguo” institucionalismo como puramentedescriptivo o antiteórico son insostenibles ante un escrutinio desde cerca.Particularmente en los escritos de Veblen y Commons, hay un fuerte énfasis en laimportancia y prioridad de las tareas de la explicación teórica y el desarrollo teórico.
Cualquiera sean sus limitaciones, los primeros institucionalistas se dirigían a cruciales asuntos teóricos. Por ejemplo, Veblen (1899, 1919) fue el primer cientista social que intentó desarrollar una teoría económica e institucional de la evolución en líneas esencialmente darwinianas (Hodgson, 1993).
El trabajo de Veblen comparte ciertas características comunes por parte de economistas muy posteriores que intentan utilizar metáforas evolutivas de la biología: Armen Alchian (1950), Friedman Hayek (1988), Keneth Boulding (1981), y Nelson y Sidney Winter (1982).
(...)
Las ideas centrales del institucionalismo conciernen instituciones, hábitos, reglas y su evolución.
Sin embargo, el institucionalismo no intenta construir un modelo general único sobre la base de esas ideas. En su lugar, esas ideas facilitan un fuerte ímpetus hacia enfoques de análisis específicos ubicados históricamente. En este aspecto existe una afinidad entre el institucionalismo y la biología.
La biología evolucionista tiene pocas leyes o principios generales por los cuales el origen y el desenvolvimiento puede explicarse. El análisis de la evolución de un organismo específico requiere datos detallados respecto el organismo y su medio ambiente y también explicaciones
específicas relevantes de las especies bajo consideración. La biología evolucionista requiere teorías específicas y generales.
(...)
El enfoque institucionalista pasa de ideas generales respecto el agente humano, las instituciones y la naturaleza evolutiva de los procesos económicos, hacia ideas y teorías específicas, relacionadas a instituciones económicas específicas o tipos de economía.
(...)
La característica “nueva” del proyecto institucionalista es el intento de explicar el surgimiento de las instituciones, tales como la empresa o el estado, haciendo referencia a un modelo racional del comportamiento individual, rastreando las consecuencias no intencionales en términos de la interacción humana. Inicialmente se presume un “estado de naturaleza” libre de instituciones. La explicación parte de los individuos hacia las instituciones, tomando a los individuos como dados. Este enfoque es por lo general descrito como “individualismo metodológico”.
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